DISTIMIA
Una persona con distimia puede ser difícil de autopercibirse como tal y por lo tanto de buscar apoyo. Por lo tanto, se suele prolongar el problema prácticamente toda la vida.
Cuando al fin se reconoce un problema latente, es común encasillarlo erróneamente como depresión y tratarlo como tal; sin embargo, pese a compartir algunas características, se trata de cosas muy distintas, lo cual resulta en que no se le combate de forma efectiva.
Este trastorno tiende a expresarse con tristeza crónica, desesperanza y sentimiento de culpa o de inutilidad, indecisión, falta de energía, pensamientos negativos; también, se puede pasar del llanto a la irritabilidad, tener indiferencia social y dificultad para concentrarse.
Al diagnosticar los síntomas correctamente, el tratamiento puede ser tan eficaz que esa persona notará un cambio radical. La curación, como en otros casos, no es única sino una visión holística en la que mezclamos terapias de reestructuración conductual y reparación del apego con técnicas de relajación y otros métodos innovadores.